martes, 17 de mayo de 2011

EL PAISAJE...SU PERCEPCIÓN

EL paisaje y su percepción
Hoy en día el paisaje, y concretamente su utilización, disfrute y protección, ocupa uno de los lugares más importantes dentro del grupo de valores de la sociedad occidental (BERNALDEZ, 1981). Tanto desde el punto de vista ecológico como del psicológico y de bienestar social, su doble carácter (TROLL, 1971; BERTRAND, 1978; NAVEH y LIEBERMAN, 1984; BERNALDEZ, 1981) como expresión territorial de la estructura y dinámica ambientales, ecológicas y culturales y como una entidad visual perceptible y suscitante de emociones, es un instrumento de análisis y valoración necesario tanto en la investigación medioambiental como en la planificación y ordenación territorial.
Tal como sostiene Martínez de Pisón: "la compleja manera que el hombre tiene de percibir esa formalización del sistema ecológico y territorial da lugar a repercusiones directas en el paisaje y en su smismo sentido por consistir en la manera de ser vivido, entendido, usado y por mostrar el grado de equlibrio del grupo humano en su condición y situación sobre él" (MARTINEZ DE PISON, 1984). Por ello al considerar un paisaje habremos de tener en cuenta tanto el valor ecológico que representa como el estético y emocional que la sociedad le otorga. Este último tema ha adquirido una gran importancia en Geografía, Psicología ambiental y Ecología, desarrollándose desde las mismas tanto las bases teóricas como diferentes técnicas de percepción y valoración del paisaje.
Considerando el paisaje como expresión territorial de las relaciones medioambientales y culturales al que el ser humano accede mediante la percepción, este proceso perceptivo atañe tanto a la tarea de comprensión como a la reutilización de la información a través de las diferentes respuestas ante el paisaje. Como recoge Corraliza el sujeto ante un paisaje pone en marcha dos tipos de actividades mentales (CORRALIZA, 1993):
• la actividad descriptiva de las propiedades, cuyo objetivo es comprender la situación centándose en la determinación de las
propiedades y componentes del paisaje
• y la actividad predictiva de experiencias en la que el sujeto puede evaluar el grado en que el paisaje satisface sus necesidades y por tanto planear su comportamiento ante él.
En esta actividad, a pesar de que cada persona y su experiencia en la
percepción del entorno son únicas, sometida a un mismo flujo de información, comparte con el resto de la sociedad algunas características en la percepción. Por ello y considerando que los criterios en la percepción pueden ser distintos entre quienes son usuarios del paisaje y quienes lo planifican y ordenan, es conveniente conocer cuáles son los aspectos coincidentes de la población en la percepción y valoración del paisaje.Incluso hay que tener en cuenta la atracción psicológica de ciertos componentes, a pesar de no ser funcionales o productivos (BERNALDEZ, 1981). En este sentido cabe señalar la importancia que las expresiones artísticas, culturales e, incluso políticas, tienen en la creación de simbolismos y arquetipos eventuales o históricos. Como ejemplo basta señalar el valor del paisaje del caserío en la representación de la cultura e identidad vasca.
Pero, aún a pesar de su interés, son pocas las investigaciones que relacionan la estructura y dinámica territorial con su aspecto visible, perceptible. Habitualmente, en los trabjos para deducir la ordenación territorial no se tiene en cuenta la valoración de la sociedad dada la dificultad que supone esta cuantificación.Además, en ocasiones, las evaluaciones del paisaje con fines organizativos, han sido objeto de críticas, principalmente considerando aspectos como los riesgos de los paisajes "estándar", los criterios "mediocres" de parte de la población o la continuidad de los cánones del diecinueve.
A pesar de mencionar estos problemas desde esta líneas se defiende la importancia del paisaje como bien de información y valoración. Al tratarse de un recurso visual, estético y emótivo entendemos la necesidad de la consideración social en el trabajo territorial. Por ello, y a pesar de su dificultad, la investigación para desarrollar métodos de percepción y valoración con fines prácticos debe continuar.
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BIBLIOGRAFIA
• BERNÁLDEZ, F.G. (1984). Ecología y Paisaje. Blume.
• BERTRAND, G. (1978). Le paysage, entre la Nature et la Societé. Rev. Geog. des Pyrénées et du Sud-Ouest, XLIII: 127-133.
• CARLSON, A.A: (1977). On the possibility of quantfying scenic beauty. Landscape Planning, 4: 131-172.
• CORRALIZA, J.A. (1993). Reacciones psicológicas a la estimulación escénica. Ecosistemas, 6: 46-49.
• GONZÁLEZ-DAIMIEL; J. (1989). El paisaje y la planificación del territorio. En: Seminario sobre el paisaje. Pp. 98-100. Consejería de Obras Públicas y Transporte, Junta de Andalucía.
• MARTÍNEZ DE PISÓN, E. (1984). la percepción del paisaje. En: Homenaje a Julián Marias. Pp. 449-466. Espasa calpe.
• NAVEH, Z. & LIEBERMAN, A.S. (1984). Landscape ecology. Springer-Verlag.
• TROLL, G. (1971). Landscape ecology (geo-ecology) and biocenology. A terminology study. Geoforum, 8: 43-46.

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