El presente trabajo es una primera aproximación al tema del paisaje visual, tema que si bien ha sido abordado en otras latitudes, en Colombia es un tema nuevo que no ha sido muy trabajado a pesar de que la legislación hace mención del mismo y de que es manifiesta la necesidad de su inclusión.. Por esta razón se hace necesario recurrir a conceptos y metodologías desarrolladas para estos países con el fin de tener una base para su aproximación en el caso colombiano.
Sus objetivos se enmarcan dentro de estas características, siendo entonces este un trabajo que se espera sea seguido por otros más, ya directamente orientados a la inclusión práctica del paisaje visual en los Estudios de Impacto Ambiental (EIA) y de Ordenamiento Territorial (OT).
En el documento se llega a propuestas concretas sobre la integración de la valoración del paisaje visual en los EIA y OT realizados en Colombia y como incluirla en la metodología empleada en el país para este tipo de estudios (como la del Instituto Geográfico Agustín Codazzi, en el el caso de los Planes de Ordenamiento Territorial), partiendo de una extensa revisión de la bibliografía disponible en el país y la información que se logró obtener a través de Internet.
En el documento se llega a propuestas concretas sobre la integración de la valoración del paisaje visual en los EIA y OT realizados en Colombia y como incluirla en la metodología empleada en el país para este tipo de estudios (como la del Instituto Geográfico Agustín Codazzi, en el el caso de los Planes de Ordenamiento Territorial), partiendo de una extensa revisión de la bibliografía disponible en el país y la información que se logró obtener a través de Internet.
¿QUÉ ES EL PAISAJE?
Antes de poder empezar a hablar de paisaje es necesario definir que se entiende como tal. La expresión paisaje es conocida por todos, pero al ser tan común se le han asignado diversos significados, algunos de los cuales son contradictorios entre sí u otras veces la palabra se emplea para designar cosas para los cuales existe otro vocablo que se acomodaría mejor, razones por las cuales al hablar de paisaje se presentan a menudo confusiones.
El primer científico en hablar del paisaje fue Alexander von Humboldt en 1810 cuando empleó la expresión landschaft, definiéndolo como "el carácter total de una parte de la tierra"; pero hasta ese momento el paisaje no era visto más que como el fondo escénico sobre el cual se desarrollaba la vida y que servía para la representación pictórica; definición que se ha mantenido hasta nuestro días en el lenguaje común.
Antes de poder empezar a hablar de paisaje es necesario definir que se entiende como tal. La expresión paisaje es conocida por todos, pero al ser tan común se le han asignado diversos significados, algunos de los cuales son contradictorios entre sí u otras veces la palabra se emplea para designar cosas para los cuales existe otro vocablo que se acomodaría mejor, razones por las cuales al hablar de paisaje se presentan a menudo confusiones.
El primer científico en hablar del paisaje fue Alexander von Humboldt en 1810 cuando empleó la expresión landschaft, definiéndolo como "el carácter total de una parte de la tierra"; pero hasta ese momento el paisaje no era visto más que como el fondo escénico sobre el cual se desarrollaba la vida y que servía para la representación pictórica; definición que se ha mantenido hasta nuestro días en el lenguaje común.
A mediados del siglo XX el concepto empieza a ser utilizado también bajo otra acepción que tiene que ver con su carácter integrador y se le ve como algo más que la suma de unos componentes interactuantes (suelo, clima, vegetación, litología, etc.); retomando el enfoque de la teoría general de sistemas que proclama que "el todo es más que la suma de sus partes".
A partir de aquí se suceden las denominaciones que podríamos llamar "científicas" de la palabra, entre las que destaca la de Zonneveld (1979) que define paisaje como una porción de la superficie terrestre con patrones de homogeneidad, consistente en un complejo de sistemas conformados por la actividad de las rocas, el agua, el aire, las plantas, los animales y el hombre; que por su fisonomía es una entidad reconocible y diferenciable de otras vecinas. (Etter, 1990)
Podemos decir entonces que al paisaje se le reconocen en la actualidad dos enfoques básicos:
1. El paisaje como fondo escénico de las actuaciones humanas, considerado en su aspecto visual como elemento del medio físico sujeto a la observación humana y como tal a la apreciación estética. En este caso se le llama Paisaje visual y se han desarrollado metodologías que permiten valorarlo en términos cuantitativos y por tanto un paisaje puede tener mayor valor que otro. El paisaje visual toma elementos de la estética y la percepción y no se centra en la ecología.
2. El paisaje como la expresión física de procesos naturales y humanos que han actuado a través del tiempo en interacción continua. El paisaje es entonces considerado como la manifestación física de los componentes de un ecosistema y se considera por parte de quienes emplean esta acepción en su trabajo como una manera más correcta de estudiar el medio por oposición a la que se emplea habitualmente (compartimentalizar), pues en la realidad no se encuentran los componentes del medio ambiente en compartimientos separados, sino como una unidad simbiótica.
A partir de aquí se suceden las denominaciones que podríamos llamar "científicas" de la palabra, entre las que destaca la de Zonneveld (1979) que define paisaje como una porción de la superficie terrestre con patrones de homogeneidad, consistente en un complejo de sistemas conformados por la actividad de las rocas, el agua, el aire, las plantas, los animales y el hombre; que por su fisonomía es una entidad reconocible y diferenciable de otras vecinas. (Etter, 1990)
Podemos decir entonces que al paisaje se le reconocen en la actualidad dos enfoques básicos:
1. El paisaje como fondo escénico de las actuaciones humanas, considerado en su aspecto visual como elemento del medio físico sujeto a la observación humana y como tal a la apreciación estética. En este caso se le llama Paisaje visual y se han desarrollado metodologías que permiten valorarlo en términos cuantitativos y por tanto un paisaje puede tener mayor valor que otro. El paisaje visual toma elementos de la estética y la percepción y no se centra en la ecología.
2. El paisaje como la expresión física de procesos naturales y humanos que han actuado a través del tiempo en interacción continua. El paisaje es entonces considerado como la manifestación física de los componentes de un ecosistema y se considera por parte de quienes emplean esta acepción en su trabajo como una manera más correcta de estudiar el medio por oposición a la que se emplea habitualmente (compartimentalizar), pues en la realidad no se encuentran los componentes del medio ambiente en compartimientos separados, sino como una unidad simbiótica.
El paisaje como recurso.
Con base en lo definido hasta este punto, se puede afirmar que el paisaje es un recurso natural no renovable, pues cualquier modificación que lo afecte es de difícil reversión, y afecta sus características tanto visuales estéticas, como ecosistémicas.
Por esto se le considera como recurso, independientemente del enfoque que se tome para estudiarlo (sea paisaje visual, ecología del paisaje o estudios integrados del paisaje, teniendo en cuenta que estas visiones no son excluyentes entre sí); y que por tanto debe ser preservado en los casos que así se juzgue necesario. Para evaluarlo existen metodologías para la valoración del recurso paisaje que responden a las dos posiciones teóricas ya mencionadas.
En el presente documento la discusión se centrará en el paisaje visual, porque se considera que es importante ampliar nuestro conocimiento sobre este aspecto que estudia la relación entre el medio físico y el hombre que lo observa y valora, y de esa manera expresa la síntesis entre cultura y ambiente. Como apunta González en un artículo titulado: "Ciencia o poesía: La temática específica del paisaje", ambas visiones sobre el paisaje no son contrarias ni excluyentes; por el contrario son complementarias y son tan válidas la una como la otra.
Con base en lo definido hasta este punto, se puede afirmar que el paisaje es un recurso natural no renovable, pues cualquier modificación que lo afecte es de difícil reversión, y afecta sus características tanto visuales estéticas, como ecosistémicas.
Por esto se le considera como recurso, independientemente del enfoque que se tome para estudiarlo (sea paisaje visual, ecología del paisaje o estudios integrados del paisaje, teniendo en cuenta que estas visiones no son excluyentes entre sí); y que por tanto debe ser preservado en los casos que así se juzgue necesario. Para evaluarlo existen metodologías para la valoración del recurso paisaje que responden a las dos posiciones teóricas ya mencionadas.
En el presente documento la discusión se centrará en el paisaje visual, porque se considera que es importante ampliar nuestro conocimiento sobre este aspecto que estudia la relación entre el medio físico y el hombre que lo observa y valora, y de esa manera expresa la síntesis entre cultura y ambiente. Como apunta González en un artículo titulado: "Ciencia o poesía: La temática específica del paisaje", ambas visiones sobre el paisaje no son contrarias ni excluyentes; por el contrario son complementarias y son tan válidas la una como la otra.
González pone también de relieve la necesidad de integrar el tema del paisaje en los Estudios de Impacto Ambiental (EIA) y de Ordenamiento Territorial (OT): "El paisaje es uno de los recursos de mayor importancia tanto por su valor monetario como por ser un componente esencial del patrimonio natural y cultural. La ´gestión´ del paisaje es un tema extraordinariamente complejo que tiene que ver con prácticamente todas las intervenciones en el medio ambiente".
Con base en lo expuesto y la demás información bibliográfica revisada, se propone para ser usada en el presente trabajo, la noción de paisaje visual como la expresión física espacial de un territorio, independiente de sus características de naturalidad o artificialidad, conformada por los componentes biofísicos y humanos que la caracterizan. Esta expresión está sujeta a la observación humana y por tanto a la valoración estética que le asignen sus espectadores, considerando que esta valoración es un importante factor a incluir en las evaluaciones de impacto ambiental y los estudios de ordenamiento territorial, ya que puede tener incidencia en sus resultados.
En adelante cuando se mencione paisaje se entenderá paisaje visual en el sentido de la anterior definición, salvo que se aclare un sentido diferente.
Análisis del paisaje visual.
Al analizar el paisaje visual se hacen importantes consideraciones como por ejemplo las características estéticas y los elementos que lo conforman: elementos físicos que tienen formas, tamaños, distribuciones, etc. que pueden también ser objeto de análisis. Por tanto su apreciación tiene un componente objetivo y uno subjetivo pues es el resultado de las percepciones y valoraciones que cada persona le hace. Se denomina percepción ambiental al conjunto de procesos (sensitivos, cognitivos y actitudinales) a través de los cuales el hombre individual y colectivamente conoce su entorno y se predispone a actual sobre él (Whyte, 1977 citado por Benayas del Alamo, 1993).
En el ser humano el sentido más desarrollado es la visión; somos de los pocos animales que pueden observar el color y tener visión estereoscópica. Según estudios, a través de la vista recibimos el 87% de las impresiones del mundo que nos rodea. Por esto es que la apreciación visual del paisaje es una área de gran importancia, pues es una imagen que en todo momento estamos recibiendo, interpretando y evaluando, así no seamos completamente conscientes de esto. Todos los elementos del medio tienen unas propiedades visuales que constituyen la expresión plástica del paisaje. Hay otros estímulos propios de un paisaje como el sonido del agua, la presencia de plantas aromáticas o la tranquilidad que se siente en algunos paisajes, que también son parte integral de los mismos; pero es innegable que son las características visuales las que nos permiten diferenciar los paisajes y valorarlos.
Es importante reconocer que toda percepción necesariamente incluye un componente subjetivo al depender de los esquemas mentales propios de cada individuo, pero sin embargo se puede enfrentar la descripción del paisaje en términos algo más objetivos si se le considera como la expresión espacial y visual del medio. La valoración del paisaje es entonces un problema de percepción, pues la importancia que la comunidad le asigne a las alteraciones que en el paisaje se presenten, dependen en gran medida de la manera en que las perciban y los objetivos y motivaciones que tengan para intervenirlo y adaptarlo a sus necesidades.
Con base en lo expuesto y la demás información bibliográfica revisada, se propone para ser usada en el presente trabajo, la noción de paisaje visual como la expresión física espacial de un territorio, independiente de sus características de naturalidad o artificialidad, conformada por los componentes biofísicos y humanos que la caracterizan. Esta expresión está sujeta a la observación humana y por tanto a la valoración estética que le asignen sus espectadores, considerando que esta valoración es un importante factor a incluir en las evaluaciones de impacto ambiental y los estudios de ordenamiento territorial, ya que puede tener incidencia en sus resultados.
En adelante cuando se mencione paisaje se entenderá paisaje visual en el sentido de la anterior definición, salvo que se aclare un sentido diferente.
Análisis del paisaje visual.
Al analizar el paisaje visual se hacen importantes consideraciones como por ejemplo las características estéticas y los elementos que lo conforman: elementos físicos que tienen formas, tamaños, distribuciones, etc. que pueden también ser objeto de análisis. Por tanto su apreciación tiene un componente objetivo y uno subjetivo pues es el resultado de las percepciones y valoraciones que cada persona le hace. Se denomina percepción ambiental al conjunto de procesos (sensitivos, cognitivos y actitudinales) a través de los cuales el hombre individual y colectivamente conoce su entorno y se predispone a actual sobre él (Whyte, 1977 citado por Benayas del Alamo, 1993).
En el ser humano el sentido más desarrollado es la visión; somos de los pocos animales que pueden observar el color y tener visión estereoscópica. Según estudios, a través de la vista recibimos el 87% de las impresiones del mundo que nos rodea. Por esto es que la apreciación visual del paisaje es una área de gran importancia, pues es una imagen que en todo momento estamos recibiendo, interpretando y evaluando, así no seamos completamente conscientes de esto. Todos los elementos del medio tienen unas propiedades visuales que constituyen la expresión plástica del paisaje. Hay otros estímulos propios de un paisaje como el sonido del agua, la presencia de plantas aromáticas o la tranquilidad que se siente en algunos paisajes, que también son parte integral de los mismos; pero es innegable que son las características visuales las que nos permiten diferenciar los paisajes y valorarlos.
Es importante reconocer que toda percepción necesariamente incluye un componente subjetivo al depender de los esquemas mentales propios de cada individuo, pero sin embargo se puede enfrentar la descripción del paisaje en términos algo más objetivos si se le considera como la expresión espacial y visual del medio. La valoración del paisaje es entonces un problema de percepción, pues la importancia que la comunidad le asigne a las alteraciones que en el paisaje se presenten, dependen en gran medida de la manera en que las perciban y los objetivos y motivaciones que tengan para intervenirlo y adaptarlo a sus necesidades.
Por otro lado aunque la consideración visual acude a lo que se ve en el paisaje (elementos, percepciones, etc.), hay diferentes planteamientos conceptuales y metodológicos para abordar y ponderar tales aspectos y se encuentran en la literatura consultada 2 posiciones marcadas frente al estudio y valoración visual del paisaje, que apuntan a la obtención de diferentes tipos de resultados y para las cuales las metodologías empleadas difieren:
1. El paisaje como percepción subjetiva que depende de quién lo contempla, sus ideales, su educación, etc. (Metodologías indirectas).
2. El paisaje como percepción externa sobre la cual es posible elaborar abstracciones técnicas: colores, texturas, formas, etc. (Metodologías directas)
Ante la creciente importancia que ha obtenido el paisaje, se han desarrollado también las metodologías mixtas, que combinan las dos anteriores, intentando abarcar ambas posiciones.
Es de importancia introducir la definición de Calidad visual, fragilidad visual y vulnerabilidad visual por ser a partir de ellas que se elaboran las valoraciones del paisaje visual.
Calidad visual: Se refiere a la belleza de un paisaje, la cual ha ido ganando un creciente reconocimiento y está siendo asumida por la agencias estatales como un recurso básico y recibiendo igual consideración que los demás recursos del medio físico, convirtiéndose los valores estéticos en los más importantes dentro del grupo de los valores culturales de ambientes naturales. (MOPT, 1992, 513).
1. El paisaje como percepción subjetiva que depende de quién lo contempla, sus ideales, su educación, etc. (Metodologías indirectas).
2. El paisaje como percepción externa sobre la cual es posible elaborar abstracciones técnicas: colores, texturas, formas, etc. (Metodologías directas)
Ante la creciente importancia que ha obtenido el paisaje, se han desarrollado también las metodologías mixtas, que combinan las dos anteriores, intentando abarcar ambas posiciones.
Es de importancia introducir la definición de Calidad visual, fragilidad visual y vulnerabilidad visual por ser a partir de ellas que se elaboran las valoraciones del paisaje visual.
Calidad visual: Se refiere a la belleza de un paisaje, la cual ha ido ganando un creciente reconocimiento y está siendo asumida por la agencias estatales como un recurso básico y recibiendo igual consideración que los demás recursos del medio físico, convirtiéndose los valores estéticos en los más importantes dentro del grupo de los valores culturales de ambientes naturales. (MOPT, 1992, 513).
Fragilidad Visual: Se cita a Escribano que define fragilidad visual como "la susceptibilidad de un paisaje al cambio cuando se desarrolla un uso sobre él. En otras palabras, es la expresión del grado de deterioro que el paisaje experimentaría ante la incidencia de determinadas actuaciones."(1987, 84) Así, la fragilidad visual de un punto del territorio es función de los elementos y características ambientales que definen al punto y su entorno.
Vulnerabilidad visual: indica el potencial de un paisaje para absorber o ser visualmente perturbado por la actividad humana y los elementos antropogénicos y la "capacidad de absorción visual" es la aptitud que tiene un paisaje de absorber visualmente modificaciones o alteraciones sin detrimento de su calidad visual. Como se ve, estos son
conceptos estrechamente ligados y por tanto a mayor fragilidad o vulnerabilidad visual corresponde menor capacidad de absorción visual y viceversa.
Mientras que la calidad visual de un paisaje es una cualidad intrínseca del territorio, la fragilidad depende del tipo de actividad que se piensa desarrollar sobre él. El espacio visual puede presentar diferente vulnerabilidad según se trate de una actividad u otra, y este hecho es de mucha importancia cuando se trata de realizar un estudio sobre un territorio de extensión reducida. En este caso habría que especificar su fragilidad para cada una de las actividades posibles, pero cuando se analiza un terreno de grandes dimensiones con el fin de obtener un marco referencial para la toma de decisiones (como en el caso de los Estudios de Ordenamiento Territorial), la fragilidad debe tomar un valor genérico y considerarse como intrínseca. La evaluación de la fragilidad puede hacerse con esquemas metodológicos similares a los usados para la calidad visual.
Vulnerabilidad visual: indica el potencial de un paisaje para absorber o ser visualmente perturbado por la actividad humana y los elementos antropogénicos y la "capacidad de absorción visual" es la aptitud que tiene un paisaje de absorber visualmente modificaciones o alteraciones sin detrimento de su calidad visual. Como se ve, estos son
conceptos estrechamente ligados y por tanto a mayor fragilidad o vulnerabilidad visual corresponde menor capacidad de absorción visual y viceversa.
Mientras que la calidad visual de un paisaje es una cualidad intrínseca del territorio, la fragilidad depende del tipo de actividad que se piensa desarrollar sobre él. El espacio visual puede presentar diferente vulnerabilidad según se trate de una actividad u otra, y este hecho es de mucha importancia cuando se trata de realizar un estudio sobre un territorio de extensión reducida. En este caso habría que especificar su fragilidad para cada una de las actividades posibles, pero cuando se analiza un terreno de grandes dimensiones con el fin de obtener un marco referencial para la toma de decisiones (como en el caso de los Estudios de Ordenamiento Territorial), la fragilidad debe tomar un valor genérico y considerarse como intrínseca. La evaluación de la fragilidad puede hacerse con esquemas metodológicos similares a los usados para la calidad visual.
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